Éste conflicto se da entre dos hermanos, Luis (18) y Anthony (16). Luis trabaja en un taller de mecánica y Anthony aún esta en el colegio.
Todo empezó cuando ambos estaban cenando; yo estaba en mi cuarto y de pronto escuché que rompieron un plato y que discutían. Inmediatamente me levanté de la silla y me fui a ver lo que ocurría. Cuando entré a su cuarto los encontré golpeándose, entonces llamé a mi hermana y los separamos.
Luis rompió en llantos, no por los golpes, sino por el dolor tan grande que invadía su corazón al ver el comportamiento de su hermano, entre esa tristeza dijo: “¡me voy de aquí! No soporto más ésta situación. Él siempre se comporta así. Ha botado mi comida, y ahora ¿qué voy a comer?... ¡Me voy donde mi papá!”
Pienso que en parte tiene razón porque él ayuda económicamente a su madre, mientras que el otro para echado en su cama cuando no va al colegio y no hace nada para ayudar a su madre.
Al presenciar todo eso recordé algunas experiencias mías y me puse a llorar.
Cuando reaccioné me dí cuenta de que Luis ya no estaba. Mi hermana me dijo que lo había visto empacando sus cosas.
Eso me preocupó mucho porque eran aproximadamente las 11:30 de la noche. Entonces fui a llamar a mi tía que estaba en la casa de una vecina. Al regreso, no encontramos a mi primo; mi tía llamó a su ex-esposo preguntando por su hijo y explicándole lo ocurrido.
Luego mi tía y mi mami se fueron a Florencia de Mora buscando a mi primo, quien no quería regresar para evitar problemas.
Mis familiares hablaron seriamente con Anthony y le aconsejaron, también le dijeron que debía buscar a su hermano para que se disculpe con él. Cuando los dos hermanos se volvieron a ver pasó lo acordado y fue disculpado por su hermano, entonces el menor le prometió a su hermano que cambiaría, se abrazaron fuertemente y lloraron junto a su madre.
Pienso que cuando todo esto ocurre y se supera, los lazos de amor se fortalecen y nos unimos más unos con otros.
lunes, 24 de agosto de 2009
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